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fragmento, negrocriminal, no hay lugar para la poesía, novela, novela negra, thriller
Tras el anterior pedazo ahora llega éste. También puedes echar un vistazo aquí.
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Era como si un torbellino hubiera arramblado cuanto encontrara a su paso. Sillas, bandejas, carpetas, nada está en su sitio. Los archivadores reventados y los expedientes esparcidos por el suelo, revisados y desechados. También habían desaparecido las torres de los ordenadores -la de Sandra y la de Morilla-, más un disco externo donde la secretaria hace las copias de seguridad. Y una caja repleta de cedés grabados. No se habían llevado los teclados, ni la impresora, ni el fax. Ni tampoco la fotocopiadora y el contestador, ni los teléfonos. Sigue leyendo