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fragmento, no hay lugar para la poesía, novela negra, torturador
En las próximas semanas iré publicando fragmentos de No hay lugar para la poesía. También podéis haceros una idea aquí.
PARTE PRIMERA
Es lo que más le gusta de su oficio: la carne palpitante, tibia y húmeda, trémula bajo el contacto de sus manos expertas. Por ello prescinde de guantes, porque no quiere que nada se les interponga al contacto lascivo con otra piel. De chiquillo se fascinaba pegado a la vitrina, viendo a través del turbio cristal al carnicero que amasaba con voluptuosidad la pieza estirada sobre el mármol, limpiándola de impurezas por fuera. Despojándola de la fina telilla translúcida que la envolvía, retirándole los restos de tendones, recortando la grasa superflua, extrayendo algún huesecillo inoportuno. Para suspenderla luego de un garfio y tajar un grueso pedazo que iría a reposar, tembloroso, sobre la tabla de corte. Sigue leyendo