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Mi amiga Teresa, una dama de éxito de quien ya les he hablado, tuvo una hija tardía que ahora está en los trece o catorce años. Muy anteriormente ya había quedado embarazada, pero valoró que aún no era el momento; yo no la juzgo. Quién si que parece hacerlo es esa única vástaga suya, ya sea por verse sola el día de mañana -sin más hermanitos- o por convicciones morales o por llevarle la contraria, que para ello está en la edad. Sigue leyendo