Esta mañana he tomado la moto para dar una vuelta. Una escena de No hay lugar para la poesía se desarrolla en la Rambla –plagada de turistas- y allá me acerco. Compruebo que los visitantes son algo que nunca falla: ahí están, de todos los colores, alturas y matices; divertidos, curiosos; fisgoneando la ciudad, retratándola; tomándose una cerveza u ocupando los restaurantes a unos horarios intempestivos para nosotros, los indígenas. Así que me sumerjo en el tráfico y bajo desde plaza Cataluña a Colón. Sigue leyendo
Cosas que se ven paseando
04 sábado Ago 2018
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