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-Ha sido él –afirmó el inspector Navas.
– ¿Estás seguro?
Completamente, aunque no iba a ser fácil demostrarlo. Puede que aplicándole el tercer grado acabara inculpándose, con un poco de suerte. El inspector no encontraba otra salida.
-No acabo de ver el móvil.
-A veces no existe móvil –aseguró Navas-: siempre ha habido gente imprevisible y continuará habiéndola.
El otro se encogió de hombros y los músculos de su cara perfilaron una mueca escéptica.
-Si tú lo dices…