Asesinato en el fin del mundo es una miniserie estadounidense de dos mil veintitrés. La forman siete capítulos dirigida por Zal Batmanglil, que también es el autor del guion. La protagonizan Harris Dickinson, Emma Corrin y Clive Owen, entre otros.

Una joven detective aficionada y el chico que colaboró con ella en descubrir a un asesinato en serie, tiempo atrás, han sido invitados por un millonario a su nuevo hotel-retiro en Islandia, altamente tecnificado y preparado para ser el reducto de supervivencia de unos cuantos elegidos en caso de catástrofe medioambiental. Otras personas completan el grupo, hasta un total de diez invitados. Una noche muere el colaborador -y antiguo amante y amigo de la detective- y después otras dos personas más. Están medio aislados y casi en mitad de la nada, por lo que la joven inicia sus pesquisas.

Asesinato en el fin del mundo tiene mucho de novela enigma a lo Agatha Christie. Tanto que no deja de recordar a Diez negritos -o Y no quedó ninguno-. Incluso el final es el típico de reunión de sospechosos donde Poirot -pongamos por caso- desgrana los hechos y señala al culpable.

También la trama y el desenlace me han recordado a 2001: Odisea del espacio, de Kubrick, que avanzó con HAL -Ray, en la serie que nos ocupa- lo que hoy sería la inteligencia artificial. Paralela a la trama que he descrito en un anterior párrafo, se desarrolla otra -la del criminal en serie del pasado- que bien podría haber dado lugar a una temporada anterior, pero que aquí sirve para configurar a los personajes y hacerlos más redondos.

Un film muy digno de ver.